sábado, 15 de diciembre de 2018

LIBERACIÓN

—¿Quién no desea una muerte rápida? —me miró con una expresión entre horror y confusión.
—¿Por qué dices eso? —su voz temblaba.
—Sea por tu propia mano, alguna ajena o quizá la vida misma, ¿no desearías que fuera rápida e indolora?
—Pues, si… pero, ¿A qué se debe ese comentario? —comenzaba a sentirse nerviosa.
—Lamentablemente casi siempre duele, así sea poco y rápido, duele… pero a fin de cuentas siempre hay un descanso.

El silencio nos besó por unos instantes, el aire era más denso y mi impulso era más fuerte, ya estaba decidido. Me levanté, saqué una navaja negra en forma de garra de mi bolsillo trasero y al abrirla vi como daba tres pasos hacia atrás.

—¿Qué estás haciendo?, comienzas a asustarme.
—¿Es hermosa no crees? —Le daba vueltas tratando de absorber cada detalle.
—Ian, guarda eso por favor, no es gracioso.
—Ayer la he afilado, podría cortar por la mitad un cabello flotante.

Pude notar que su mejilla era acariciada por una lágrima y me sentí mal por ella. No deseaba lastimarla, aunque finalmente lo haría.

—Ian por favor.
—Has sido mi ángel y lo seguirás siendo en la oscuridad.
—¿De qué hablas?
—La muerte es inevitable, está presente cada segundo, lejos o cerca nos acaricia y nos acompaña hasta que decide abrazarnos y allí comenzamos a atravesar el umbral donde nos mostramos tal como somos, nos liberamos de este cuerpo podrido y miserable; podemos brillar en la inmortalidad.

Mirándola a los ojos hice un corte profundo en la garganta de lado a lado, la hoja rozo el hueso. Sentí un pequeño ardor, como la sangre caliente llenaba mi tráquea y me asfixiaba. Escuché un grito lejano en medio de mi aturdimiento y el golpe de la navaja al tocar el suelo salpicando la alfombra. El ahogo duró poco, no sentí dolor al caer pues todas mis extremidades se habían entumecido; todo se comenzó a desvanecer. La muerte me abrigaba en sus brazos y por primera vez sentí paz. Mi cuerpo etéreo al fin se liberaba de aquel cuerpo roto y opaco que por 30 años me torturó. Flotando en mi nueva existencia vi a Anastasia sobre mí intentando inútilmente hacerme volver. Oh mi hermoso ángel, siempre te amaré.

Milen Sanmiguel (Lia Sanm).

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